La aparición y posterior acumulación de la cal en las tuberías de nuestra vivienda puede ser un problema con el que tengamos que lidiar a medio o largo plazo. Y es que, por desgracia, el agua calcárea, conocida en el argot de la fontanería como agua dura, termina dando molestias a los inquilinos justo a partir del momento en el que sus carbonatos no solubles pasan a incrustarse en la tuberías. La probabilidad de que padezcamos este contratiempo es aún mayor en las instalaciones por las que pasa con más frecuencia el agua caliente.
Es importante saber cómo actuar ante estas situaciones, qué hacer y qué no hacer. Lo primero es identificar que la cal es el origen de algunas adversidades en nuestras tuberías. Llevar a cabo el diagnóstico y el posterior veredicto de que la cal ha irrumpido para hacernos la vida más difícil es fácil; para señalar a la cal como problema, bastará con notar problemas en la presión del agua, ver un consumo elevado, notar malos sabores en el agua que sale de los grifos, comprobar que la ropa sale de la lavadora amarillenta o poco limpia, sentir la piel reseca después de una ducha, etc.
A partir de este punto, lo principal es proceder con cautela y eficiencia. No hay que olvidar que en torno al ochenta por ciento de los hogares españoles sufren problemas derivados de la acción de la cal en sus tuberías. Por tanto, velar por que las instalaciones estén limpias y saludables es el primer paso para tener que lamentarnos.
Resulta de vital importancia para terminar con las incrustaciones de la cal aplicar un ácido eficaz; no obstante, no cualquier ácido sirve, ya que muchos de ellos pueden acabar siendo contraproducentes y nocivos para las propias tuberías. Por tanto, no estará de más echar mano de un ácido débil, así como de productos capaces de descalcificar y de ajustarse a problemas muy concretos.
Tal vez estos productos logren hacer efecto si son aplicados en el sentido inverso y son dejados durante algún tiempo para que actúen. El vinagre, mezclado con agua, puede llegar a ser otro elemento a tener en cuenta a la hora de quitar la cal acumulada. Como hemos dicho más arriba, hay que tener especial cuidado de no usar productos tóxicos que descalcifiquen, porque podrían dañar los conductos; es por eso por lo que se antojan como una buena opción los descalcificadores ecológicos, los cuales operan mediante bobinas guiadas por un campo magnético e imanes. Los descalcificadores ecológicos tienen la pega de que no son capaces de profundizar en la tubería, sino que se limitan a eliminar la cal que se encuentra en los cuatro o cinco primeros metros de trayecto de la propia tubería.
Y es que hay que valorar en su justa medida la gran amenaza que la cal representa; ni mucho menos supone un simple problema estético, sino que puede acabar por causar averías en toda la instalación de la vivienda. Existen otros trucos de índole casera que pueden valer para ir eliminando los restos de la cal, como sería el jugo de limón, el bicarbonato o el propio vinagre, al cual citábamos unas líneas más arriba.
En cualquier caso, debemos confiar en la acción del descalcificador. Éste filtrará y eliminará la cal, de manera que el agua pueda volver a salir limpia. sería recomendable colocar el descalcificador justo al inicio de la red, por donde entra el agua, de manera que protejamos las canalizaciones que puedan producirse y velemos por la calidad del agua.
Tampoco debemos dejar pasar por alto que el remedio que pongamos en marcha tiene que depender en buena medida del material del que estén echas las tuberías, ya que no es igual que estén compuestas por polietileno que por cobre o hierro. De todos modos, el objetivo sigue siendo el mismo: acabar con la cal. Esta problemática supone un gran reto; habrá que proceder con mucha paciencia y sin desesperarnos ni caer en los nervios, pues puede que la limpieza que hagamos de las tuberías no sea completa. Además, es muy probable que, a pesar de haber completado la lucha contra la cal con total éxito, dentro de un periodo de tiempo no muy largo vuelvan a aparecer acumulaciones de cal y problemas en las tuberías y conductos.
Es el propio inquilino de la vivienda quien puede liderar esta guerra contra la cal. No obstante, existe la posibilidad de curarse en salud y de encomendarse a la acción de los profesionales del sector. Y es que siempre habrá fontaneros preparados para llevar a cabo las tareas más eficaces contra la acumulación de cal en los conductos y tuberías. Serán los técnicos y expertos los que orienten las medidas a seguir para que no se originen más problemas derivados de la cal.
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